Viñas, cepas y vinos patrimoniales, del marketing y la retórica

Desde unos años a esta parte se ha empezado a hablar y escribir bastante acerca de las viñas, cepas y vinos patrimoniales, refiriéndose a los viñedos centenarios principalmente de la cepa País con la cual se producen vinos desde hace casi dos siglos en Chile. Este “boom” ganó nuevo aliento tras los incendios del verano pasado que quemaron más de 100 hectáreas de viñas centenarias sobre todo en la Región del Maule, y principalmente en Cauquenes y alrededores.

Es muy positivo que se hable y escriba acerca de las viñas patrimoniales, pues de esa manera se ha ido difundiendo el gran valor que ellas tienen para la vitivinicultura chilena. Al mismo tiempo, es positivo también que algunas viñas medianas y grandes estén produciendo vino con cepa País u otras históricas “no tradicionales” de zonas consideradas patrimoniales, pero lo que no es nada positivo es el aprovechamiento a nivel “marketero” de las viñas patrimoniales, pues en gran parte de los casos se trata de iniciativas que buscan un beneficio solamente comercial que deja de lado todo el contexto sociocultural que abarca a esos viñedos de País, Cinsault y Carignan, principalmente en el Secano interior.

El marketing busca promocionar ciertos productos en base a esas cepas patrimoniales aprovechándose justamente de su carácter histórico, su antigüedad, etc., dejando de lado justamente a quienes han preservado esos viñedos a través de decenas de décadas, siguiendo una tradición familiar campesina de cultivar esas viñas “en cabeza” y produciendo vinos según los métodos y formas que han heredado de sus ancestros.

Se suben al “tren” de los vinos patrimoniales un número cada vez mayor de viñas medianas y grandes, destacando el valor histórico de las antiguas viñas de donde proceden las uvas de sus caldos; destacando su “autenticidad”, “identidad”, etc., y abogando también por la preservación y conservación de ese patrimonio vivo, aunque dejando a un costado a los miles de productores a quienes le compran las uvas a precios muy bajos en términos de mercado y respecto a los valores de venta de los vinos que producen con sus uvas.

También hay iniciativas de algunos organismos junto a empresas privadas que dicen tener como objetivo resaltar el valor de esas cepas patrimoniales, pero aplican un modelo en los proyectos que reproducen el estado actual del mercado, o sea, compran las uvas a los productores, tal vez a un mejor precio, y luego producen los vinos, “olvidándose” de que esos agricultores llevan generaciones haciendo vinos. Nuevamente aquí no logran destacarse los pequeños productores de vinos, sino que toman la materia prima y la relevancia queda en la “cepa patrimonial” y en quién hace los vinos, sin lograr colocar en evidencia a los vitivinicultores que quedan sólo como proveedores de materia prima.

La apropiación y aprovechamiento de las “viñas patrimoniales” también se están dando en diversas iniciativas que más que marketing buscan un provecho personal. Esto se da usando como base de promoción principalmente la retórica, evocando la importancia de lo patrimonial para llevar a cabo proyectos que, se supone, tienen como objetivo beneficiar a los viñateros de cepas patrimoniales, pero al final del día lo que queda es un uso de ellos para ejecutar iniciativas privadas con apoyo público para provecho de algunas personas y/o empresas sin ninguna o muy poca trayectoria y que se “venden” como expertas al dictar cursos, seminarios, charlas, talleres, etc.

Esto es muy perjudicial para los pequeños viñateros, pues además de ser utilizados como el objetivo de esas iniciativas, se violenta una forma de vida, una agricultura de supervivencia que es la esencia del campo no industrial del país, con miles de pequeños agricultores que son la misma historia, actualidad y futuro del campo chileno.

El aprovechamiento a nivel de marketing o de retórica de las viñas patrimoniales dista mucho de ser algo positivo para la preservación de esos viñedos y de quienes los mantienen, los pequeños viñateros. La mayoría de esas iniciativas buscan “colgarse” de la gran importancia que tienen las viñas patrimoniales solamente para beneficio propio, pues los pequeños viñateros no logran ningún provecho a no ser vender la uva, sin que exista una real transferencia de información, métodos, técnicas o conocimientos que realmente les sirvan en su diario quehacer.

La gran importancia de las cerca de 11.000 hectáreas de viñas patrimoniales/centenarias existentes en Chile, es de tal magnitud que no es exagerado afirmar que es un patrimonio único en el mundo. En el verano recién pasado, un experto en el tema, el ampelógrafo francés Jean Michel Boursiquot, ejemplificó esa relevancia al afirmar que en Francia apenas existen 0,2 hectáreas de viñedos pre filoxera, o sea, con más de 80 años (ver nota al respecto). Por eso es tan relevante el hecho de que existan todavía esos viñedos y su preservación, y también estimular a que los pequeños viñateros para que sigan, ojalá con mejores condiciones, haciendo vinos con esas uvas de parras antiguas y de excelente calidad.

Pero aunque pocas, hay iniciativas que si hay que destacarlas, pues se centran en entregar beneficios y principalmente información e insumos a los pequeños viñateros de manera directa, para que sigan preservando sus viñas centenarias y haciendo vinos cada vez de mejor calidad, resguardando sus características del terruño, del territorio (ver nota sobre el tema).

Las viñas patrimoniales y los agricultores que las cultivan, cuidado y preservado por casi dos siglos, merecen recibir los beneficios de manera directa de iniciativas que estén adecuadas a sus necesidades, para lo cual tienen que ser elaboradas y ejecutadas por profesionales que conozcan los campos, las bodegas y los viñateros, y no por personas o empresas oportunistas que se “cuelgan” del gran valor que tienen los viñedos de parras antiguas con fines puramente comerciales o de ganancias personales en base a un marketing engañoso, cursos y seminarios basados en la pura retórica y muy alejados de la realidad campesina de los pequeños viñateros que con su perseverancia, resistencia y trabajo duro nos han legado tras generaciones viñedos patrimoniales únicos en el mundo.

(Alejandro Tumayan / todovinos.cl)