
La trazabilidad genética se perfila como una herramienta clave para fortalecer la transparencia y la competitividad del vino chileno. Así lo destacó Nilo Mejía, investigador de INIA La Platina, durante su participación en el Congreso GS1, encuentro que reunió a expertos nacionales e internacionales para debatir sobre los avances tecnológicos que impulsan la confianza en las cadenas agroalimentarias.
En una charla titulada “Huella genética del vino chileno”, Mejía presentó los avances de una metodología desarrollada por INIA La Platina, que permite identificar el ADN varietal del vino durante los primeros meses del proceso de vinificación. Este enfoque, pionero en Chile, busca ofrecer una herramienta analítica que certifique la autenticidad varietal y asegure al consumidor que lo que dice la etiqueta, efectivamente, corresponde al contenido de la botella.
“Hoy, la mayoría de las fiscalizaciones se realizan en papel, pero no existe una metodología científica que garantice la veracidad de esa información. Nuestro propósito es llenar ese vacío y generar confianza respaldada por la evidencia científica”, explicó Mejía.
A nivel global, se estima que entre 20 % y 50 % de los vinos presentan algún tipo de error en su declaración varietal, ya sea por el uso de variedades prohibidas, presencia de azúcares o incluso incorporación de uvas de mesa. Frente a ese escenario, la propuesta de INIA busca proteger la reputación del vino chileno y dar valor agregado a las producciones genuinas, especialmente de pequeños y medianos viñateros.

“Queremos dar valor agregado a las producciones genuinas, para que los pequeños y medianos productores puedan diferenciarse y acceder a mejores precios”, añadió el investigador.
El trabajo de Mejía y su equipo, que ha contado con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), permite identificar la huella genética del vino durante los primeros meses del proceso de vinificación, etapa en la que aún es posible detectar el ADN varietal.
Mejía enfatizó que no se trata de una herramienta orientada a la fiscalización de vinos de supermercado, sino a certificar la genuinidad varietal de las materias primas utilizadas en la elaboración del vino, aportando a la trazabilidad y confianza del mercado.
En el mundo hay experiencias de trazabilidad en vinos embotellados, pero según Mejía ninguna institución lo ha establecido como una herramienta analítica de certificación. Chile tendría la oportunidad de liderar este cambio.
En el congreso GS1 también participaron los equipos de Biotecnología Molecular y Alimentos de INIA La Platina, quienes difundieron sus investigaciones en biotecnología, alimentos e ingredientes funcionales, reafirmando el compromiso del instituto con la innovación y la calidad en el sector agroalimentario.
(inia.cl)