La amenaza de la filoxera tras su detección en Tenerife

La Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias (AVIBO) ha presentado esta semana un informe técnico tras la confirmación de la presencia de filoxera en Tenerife. El documento recoge el análisis del sector vitivinícola canario, sus preocupaciones y una serie de propuestas para afrontar la situación. La filoxera, un insecto que afecta gravemente a las vides, fue detectada por primera vez en el archipiélago el 6 de agosto en un parral particular de Valle de Guerra (La Laguna), y días después se localizó un segundo foco en La Matanza, ambos en la vertiente norte de Tenerife.

Desde el primer momento, AVIBO puso en marcha un proceso de trabajo conjunto con operadores y técnicos del sector. El objetivo ha sido dimensionar el riesgo, proponer medidas de contención y sentar las bases para una reconversión ordenada, respaldada por criterios científicos e institucionales. El informe subraya la disposición del sector a colaborar activamente con la administración pública y otros agentes implicados para minimizar el impacto de la plaga y proteger el patrimonio vitivinícola canario.

El documento detalla que la filoxera puede permanecer latente durante meses o años antes de mostrar síntomas visibles en las plantas. Su dispersión se produce por movimiento de material vegetal, transporte humano e incluso por corrientes de aire. En Europa, la crisis del siglo XIX se resolvió mediante el injerto sobre portainjertos americanos resistentes, lo que supuso una pérdida importante del patrimonio genético original. Canarias había permanecido libre gracias a su aislamiento y a una orden fitosanitaria vigente desde 1987, pero la detección reciente rompe esa protección histórica.

El sector vitivinícola canario cuenta con más de 31.000 explotaciones, la mayoría pequeñas, y una superficie total de 6.277 hectáreas, concentrando Tenerife casi la mitad. Hay más de 80 variedades identificadas, muchas endémicas, y más de 8.000 viticultores activos. El empleo directo supera las 5.000 personas y la producción anual rebasa los 10 millones de litros.

El informe advierte sobre los riesgos económicos: si toda la superficie afectada tuviera que reconvertirse, se perderían alrededor de 1.600 empleos directos en viticultura y cerca de 280 en elaboración y comercialización. La producción media anual en Tenerife ronda los 8 millones de kilos de uva, equivalentes a unos 6 millones de litros de vino. El impacto económico estimado por ventas perdidas podría alcanzar los 16 millones de euros en uva y más de 47 millones en vino. La reconversión integral supondría un desembolso aproximado de 96 millones.

En el plano ambiental, se señala la posible pérdida de biodiversidad, especialmente entre variedades endémicas y prefiloxéricas, así como daños al paisaje tradicional canario. El abandono del viñedo podría acelerar procesos como erosión del suelo o proliferación de flora invasora.

A nivel social y cultural, se prevé una pérdida del tejido empresarial rural y del conocimiento tradicional vinculado al cultivo y elaboración del vino. Además, se teme un retroceso en eventos culturales relacionados con el sector.

En cuanto a imagen y mercado, Canarias perdería su ventaja como territorio libre de filoxera con vides en pie franco. El informe recomienda reposicionar el relato comercial poniendo en valor otros atributos como los suelos volcánicos o la singularidad varietal.

El plan propuesto por AVIBO incluye varias fases: contención inmediata mediante retirada y destrucción de plantas afectadas; investigación científica urgente para conocer origen y vías de entrada; restricción al transporte entre comarcas e islas; campañas informativas al sector; refuerzo a programas para sanear variedades clave; importación controlada y excepcional de material vegetal certificado si fuera necesario; ayudas económicas para compensar pérdidas durante el periodo de reconversión; y acciones para mantener la confianza del consumidor.

Se propone modificar con urgencia la Orden fitosanitaria vigente para permitir importaciones controladas en caso necesario. También se plantea crear un comité internacional con participación del sector, administración y centros científicos para coordinar las actuaciones e intercambiar experiencias con otras regiones que han sufrido situaciones similares.

El presupuesto estimado para reconvertir todo el viñedo afectado asciende a unos 96 millones de euros, a lo que habría que sumar ayudas directas a viticultores y bodegas durante al menos cinco años hasta recuperar los niveles productivos previos. Para comunicación se prevé una inversión inicial cercana a los 400.000 euros destinada a campañas informativas dirigidas tanto al sector como al consumidor final.

Las fuentes previstas para financiar estas actuaciones incluyen fondos autonómicos, nacionales (MAPA), europeos (FEADER) y aportaciones privadas del propio sector.

AVIBO insiste en que la rapidez y coordinación serán determinantes para limitar los daños. Reclama liderazgo técnico colegiado, cambios normativos ágiles y financiación suficiente para ejecutar todas las medidas propuestas. El informe concluye que esta crisis puede convertirse también en una oportunidad para reforzar la resiliencia del sector canario, conservar su singularidad genética e impulsar su proyección nacional e internacional.
(vinetur.com)