
La industria del vino y las bebidas alcohólicas de la Unión Europea ha recibido este lunes, 28 de julio, una noticia que afecta de lleno a su actividad exportadora. Tras varios días de negociaciones y rumores sobre una posible rebaja arancelaria, finalmente Estados Unidos ha decidido aplicar un arancel del 15% a estos productos europeos. El acuerdo se cerró este domingo entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente estadounidense, Donald Trump.
El pacto establece un gravamen único del 15% para todos los bienes de la Unión Europea que entren en Estados Unidos. Esta medida sustituye al arancel extraordinario del 30% anunciado a comienzos de julio, pero no supone el alivio esperado para el sector vinícola y de bebidas alcohólicas, ya que estos productos han quedado incluidos en la lista final. Francia, Italia y España son los países más afectados por esta decisión, ya que lideran las exportaciones europeas de vino y licores al mercado estadounidense.
En 2024, las exportaciones de bebidas alcohólicas de la Unión Europea a Estados Unidos alcanzaron los 9.000 millones de euros, según datos de Eurostat. El vino representó casi 5.000 millones de euros de ese total, seguido por las bebidas espirituosas y licores. La cerveza europea y las bebidas listas para tomar (RTD) también se ven perjudicadas por un arancel adicional del 50% sobre los envases de aluminio, que mantiene un gravamen especial.
El acuerdo firmado este domingo incluye además otros compromisos económicos por parte europea. Bruselas se ha comprometido a realizar compras de energía estadounidense por valor de 750.000 millones de dólares (638.000 millones de euros), inversiones por valor de 600.000 millones de dólares (510.000 millones de euros) y la adquisición de material militar norteamericano en cantidades aún no detalladas.
Por otro lado, la presidenta Von der Leyen ha confirmado que algunos sectores sí quedan exentos del nuevo arancel del 15%. Entre ellos figuran la aeronáutica, ciertos productos químicos, medicamentos genéricos, equipos para semiconductores, algunos productos agrícolas específicos, recursos naturales y materias primas esenciales. Sin embargo, el vino y las bebidas alcohólicas no han sido incluidos en estas exenciones, a priori.
Hasta ahora, Estados Unidos aplicaba un arancel del 10% a las exportaciones europeas desde abril. En un primer momento se anunció un gravamen del 20%, pero se redujo como gesto para facilitar las negociaciones con Bruselas. Con el nuevo acuerdo, el arancel sube al 15%, lo que supone un aumento directo en el coste para los productores europeos que venden en el mercado estadounidense.
La reacción en el sector no se ha hecho esperar. Chris Swonger, presidente y director ejecutivo del Consejo de Bebidas Espirituosas Destiladas, ha señalado que confía en que las próximas negociaciones permitan recuperar los aranceles cero para los productos espirituosos entre ambos bloques. Por su parte, el ministro francés de Comercio, Laurent Saint Martin, también ha expresado su esperanza en que el sector pueda quedar finalmente exento si continúan las conversaciones.
El acuerdo evita la amenaza previa del presidente estadounidense, quien había dado plazo hasta el 1 de agosto para imponer un arancel generalizado del 30% si no se alcanzaba un pacto con Bruselas. Sin embargo, muchos economistas consideran que Estados Unidos sale beneficiado con este acuerdo al recibir ingresos adicionales tanto por los nuevos aranceles como por los compromisos europeos en energía e inversiones.
El sector vinícola europeo teme ahora una reducción importante en sus ventas hacia Estados Unidos debido al encarecimiento derivado del nuevo gravamen. Las organizaciones empresariales piden a Bruselas que siga negociando para lograr una exención específica para vinos y licores europeos antes de que el impacto sea irreversible en uno de sus principales mercados exteriores.
(vinetur.com)