California arranca miles de viñedos por baja en consumo de vino

La vendimia de este año en California avanza en un escenario complicado para los productores y bodegas. Aunque las condiciones meteorológicas han sido favorables, el sector afronta una situación difícil por la reducción del consumo de vino, el exceso de oferta y los cambios en la industria. Como consecuencia, miles de hectáreas de viñedos han sido arrancadas en todo el estado.

En la bodega V. Sattui, situada en Saint Helena, Tom Davies vive su cosecha número 46. Según explica, tras la pandemia muchos productores aumentaron los precios de las catas y del propio vino, lo que ha elevado el coste para los consumidores. “Es caro producir vino”, afirma Davies, quien señala que la demanda no acompaña a estos incrementos.

Estudios recientes indican que el consumo de alcohol ha caído hasta niveles no vistos en noventa años. Esta tendencia afecta directamente a la venta de vino y provoca que haya más uva disponible de la que se puede vender o transformar. Davies comenta que al recorrer Napa se observan más viñedos arrancados de lo habitual.

Stuart Spencer, miembro de la Lodi Wine Commission —organización que agrupa a 85 bodegas y 75 viticultores— confirma que se espera otra temporada lenta en la recogida de uva tanto en Lodi como en otras zonas del estado. El año pasado quedaron sin recoger unas 400.000 toneladas de uva en California y se prevé una cifra similar este año. Spencer muestra imágenes tomadas en enero donde se aprecian manchas negras en los campos: son racimos podridos que nunca llegaron a cosecharse.

En muchas fincas, las vides arrancadas permanecen amontonadas sobre el terreno. En Lodi, según Spencer, se han eliminado cerca del 20% de los viñedos —unas 20.000 hectáreas— durante los últimos años. “Hay viñedos que no se recolectaron el año pasado y han quedado casi abandonados por todo California. Ahora están siendo arrasados con maquinaria pesada y los agricultores buscan cultivos alternativos”, explica.

A esta situación se suman las preocupaciones por incendios como el Pickett Fire, que podrían afectar a la calidad de la uva local. Davies está realizando análisis para comprobar si sus uvas han sufrido daños por humo y confía en que no haya consecuencias graves esta vez.

Davies advierte sobre el riesgo de eliminar demasiados viñedos sin replantar: “Si pensamos que todo va mal y arrancamos sin volver a plantar, podríamos encontrarnos con escasez dentro de unos años”. A pesar de las dificultades actuales, considera que es un momento para replantear el futuro del sector vitivinícola californiano: “Debemos pensar qué nuevos vinos podemos elaborar, qué experiencias ofrecer y cómo atraer a una nueva generación de consumidores”.

El sector del vino en California atraviesa una etapa marcada por cambios estructurales y decisiones difíciles para productores y bodegas. La búsqueda de alternativas y la adaptación a las nuevas tendencias serán claves para definir su evolución en los próximos años.
(vinetur.com)