Consumo de vino en un mercado en transformación

El año 2024 terminó con una fuerte caída en el volumen mundial de consumo de vino, situándose en los 214 millones de hectolitros, lo que supone un descenso del 3,3% respecto a 2023 y la cifra más baja desde 1961. El dato fue publicado este martes, 10 de junio, por Vinetur en su informe «Consumo Mundial de Vino en 2024: Adaptación y Evolución en un Mercado en Transformación». El informe, elaborado a partir de datos de fuentes oficiales, subraya que esta contracción ocurre en un momento de inflación persistente, incertidumbre económica, cambios culturales en las pautas de consumo y condiciones climáticas que limitan la producción.

Pese al retroceso en el volumen, el comercio internacional del vino mantuvo su valor cercano a los 36 mil millones de euros, gracias a un precio medio de exportación históricamente elevado de 3,60 euros por litro. Esta situación refleja una tendencia que se viene observando desde la pandemia: menor cantidad vendida, pero con mayor valor por unidad. Entre las causas se señalan el encarecimiento de la producción, la escasa cosecha de los dos últimos años y un incremento en la proporción de vinos de gama alta dentro del comercio internacional.

Esto sugiere una concentración del valor en segmentos de precio medio y alto, mientras que las ventas de vinos más económicos podrían estar cediendo terreno, afectadas por una menor demanda en mercados de gran volumen como Estados Unidos o China. La inflación también ha tenido un impacto directo sobre el consumo, ya que muchas familias han recortado sus compras de productos considerados prescindibles. En algunos países europeos, sin embargo, el consumo se mantuvo más estable, e incluso se incrementó ligeramente, como en España, Portugal e Italia.

Por países, Estados Unidos volvió a figurar como el principal consumidor de vino por volumen con 33,3 millones de hectolitros, aunque esta cifra representa una caída del 5,8% frente a 2023. Francia, con 23 millones, e Italia, con 22,3 millones, ocuparon la segunda y tercera posición respectivamente. A diferencia de Estados Unidos y Francia, donde el consumo descendió, Italia logró un pequeño aumento del 0,1%, mostrando cierta estabilidad. En el caso español, el consumo subió un 1,2%, hasta los 9,6 millones de hectolitros, una cifra aún lejos de los niveles previos a la pandemia, pero que indica una recuperación parcial del mercado interno.

En cuanto al consumo per cápita, Portugal se mantuvo en lo alto del ranking mundial con 61,1 litros por persona en 2024. Le siguieron Italia (42,7), Francia (41,5), Suiza (29,7) y Austria (28,6). España ocupó el noveno lugar con 23,8 litros por persona. Estos datos contrastan con países como Estados Unidos, que aunque lidera en volumen total, presenta un consumo per cápita mucho menor, de apenas 11,8 litros, lo que revela una distribución del consumo más amplia pero menos intensa.

China volvió a registrar una contracción acusada, con una caída del 19,3% en el volumen consumido, quedando en apenas 5,5 millones de hectolitros. Este descenso se suma a varios años consecutivos de retroceso desde el máximo alcanzado en 2018. Factores como el menor entusiasmo por el vino entre los consumidores jóvenes, la desaceleración económica y la competencia de otras bebidas influyen en este cambio. Pese a la eliminación de los aranceles impuestos por China al vino australiano, el consumo no se recuperó, y el país asiático pierde relevancia como destino prioritario para las exportaciones.

Las cifras publicadas reflejan que el vino sigue siendo una bebida con presencia en todo el mundo, pero con patrones de consumo cada vez más variados. Aunque el volumen mundial disminuye, hay mercados en los que el valor sigue creciendo. Por ejemplo, en Reino Unido, a pesar de una ligera caída en volumen, el mercado siguió generando ingresos relevantes, apoyado por el crecimiento de formatos como el vino a granel y los productos listos para tomar.

Otra de las claves del año fue el comportamiento del segmento NoLo (sin o bajo alcohol), que continuó ganando cuota de mercado. En países como Estados Unidos, el gasto en vinos sin alcohol creció un 27% respecto al año anterior. Este tipo de productos ha sido especialmente bien recibido entre los jóvenes, motivados por razones de salud, estilo de vida y socialización. La tendencia también se observa en Europa, donde cada vez más bodegas apuestan por este tipo de elaboraciones, muchas veces acompañadas de certificaciones ecológicas o sostenibles.

La producción mundial de vino también se vio afectada en 2024, con una estimación total de 226 millones de hectolitros, un 5% menos que en 2023. Esta cifra representa el volumen más bajo en más de seis décadas y responde a fenómenos meteorológicos extremos que han golpeado a regiones productoras tanto del hemisferio norte como del sur. En Italia, por ejemplo, se logró aumentar la producción hasta los 44 millones de hectolitros gracias a condiciones climáticas favorables, pero en otros países como Argentina o Chile la recuperación fue parcial.

En paralelo, el mercado de vinos orgánicos y sostenibles experimentó un crecimiento constante. En 2024, este segmento alcanzó un valor de 11.870 millones de dólares a nivel mundial, con una previsión de crecimiento anual del 10,4% hasta 2030. El interés por estos productos se ve impulsado por una mayor conciencia medioambiental, la búsqueda de alimentos sin pesticidas y el atractivo añadido de la trazabilidad. Francia, Alemania y Estados Unidos figuran entre los principales mercados para el vino ecológico, tanto en volumen como en valor.

También el vino rosado reforzó su posición, consolidándose como una categoría de consumo durante todo el año. Tradicionalmente asociado al verano, en 2024 se registró una mayor presencia en cartas de restaurantes y comercios especializados fuera de la temporada estival. Los consumidores más jóvenes se sienten atraídos por su perfil ligero y accesible, mientras que los productores están ampliando su oferta con versiones más complejas y de mayor precio.

En cuanto a los precios, el informe confirma que el precio medio del vino en exportación se mantuvo en 3,60 euros por litro, el mismo nivel récord alcanzado en 2023. Esta estabilidad sugiere que el mercado internacional tolera estos niveles de precio, aunque no sin consecuencias. En algunos mercados, como Alemania o Reino Unido, los consumidores han migrado hacia productos con mejor relación calidad-precio, dejando de lado etiquetas premium. En este sentido, países como España o Portugal, con una oferta más asequible, han logrado crecer en volumen y mantener su posición exportadora.

El informe también señala una posible polarización del mercado. Mientras algunos consumidores optan por comprar vinos de mayor calidad en menor cantidad, otros priorizan el ahorro y se orientan hacia productos básicos. Esta situación obliga a los productores y comercializadores a tener estrategias claras, ya sea apostando por el segmento premium con atributos diferenciadores o compitiendo en precio en el extremo más económico del mercado. Las marcas que no logren posicionarse con claridad en uno de estos extremos podrían perder relevancia.

La evolución del comercio electrónico, la entrada de nuevas generaciones con hábitos distintos y el efecto de los cambios climáticos seguirán marcando el rumbo del sector. La caída en el volumen de consumo en 2024, pese al mantenimiento del valor, muestra que el vino ya no se consume como antes, y que la industria debe adaptarse a nuevas reglas de juego. Los países y empresas que sean capaces de entender estas transformaciones tendrán más opciones de mantener su presencia y crecimiento en un entorno cada vez más complejo.

Informe Vinetur Consumo Mundial de Vino en 2024