Vinos de Cauquenes en Fiesta de la Vendimia de Plaza Ñuñoa

benditaVinos naturales, auténticos, libres, artesanales, salvajes, rústicos o acampados, son algunos de los adjetivos para definir los vinos de Cauquenes, los que serán exhibidos y sometidos al veredicto ciudadano en la Fiesta de la Vendimia en la Plaza Ñuñoa, los días viernes 29 y sábado 30 de abril.

La Bendita Vendimia, como se denomina el evento, es organizada por la Ilustre Municipalidad de Ñuñoa y la Asociación de Restaurantes de Plaza Ñuñoa, y este año el invitado especial es la Región del Maule con sus vinos, artesanías y música, destacando la participación de los pequeños viñateros de Cauquenes, a través de VidSeca, la asociación de vitivinicultores del secano de Cauquenes, quienes generan desarrollo territorial, son productores de sus propias uvas, elaboran y envasan sus vinos en origen y aseguran que hoy están «orgullosos de invitarles a vivir esta experiencia de sabores e historia ligada al vino».

 

Bendita Vendimia

-Dónde: Plaza Ñuñoa

-Cuándo: 29 de abril 20hs y 30 de abril de 12hs a 24hs.

-Entrada Liberada

 

Cauquenes, Esencial y Vitivinícola

La fundación de Cauquenes en la ruta del Camino Real, tuvo como propósito unir la población que estaba dispersa en el territorio, asegurando el abastecimiento de los viajeros que se trasladaban entre Santiago y Concepción, siendo la ciudad de Cauquenes un punto de conexión de la principal vía existente en el tiempo de la Colonia.

La tierra cruda (ADOBE) se utilizó como material de construcción principalmente de las casas o edificios mayores en Cauquenes. El adobe permitió construir la infraestructura necesaria para los centros agroindustriales, incluyendo las bodegas. Se construyeron instalaciones y equipamientos necesarios para las actividades vitivinícolas. Allí se colocaba los lagares para pisar la uva y obtener el mosto; las tinajas de fermentación; las vasijas de crianza y conservación del vino. Alrededor del edificio donde se producía vino y/o aguardiente, surgieron otros edificios auxiliares donde se fabricaban tinajas, alambiques, toneles, trabajos de curtiduría, herrería, carpintería, entre otras actividades que ayudaban a la producción. Los vinos se producían en lagares de cuero, se guardaban en vasijas de greda pequeñas, y sus aguardientes se fabricaban usando pailas de cobre y fierro.

En aquella época, ya se hablaba de la buena calidad de los vinos de Cauquenes, a pesar de lo artesanal de la producción.

En general, la sociedad en torno a la viticultura estaba compuesta por albañiles y carpinteros; botijeros y toneleros; caldereros y herreros, entre otros. Sumándose los trabajadores calificados en el cultivo de la viña: podadores y viticultores, también los transportistas (arrieros y troperos). Una combinación étnica y civil: españoles y criollos; indios y mestizos; negros y mulatos; esclavos y libertos. Todos los cuales eran parte de este escenario y componentes importantes del paisaje vitivinícola cauquenino. El papel de los viñateros fue protagónico en Cauquenes. Fueron viñateros con exiguas bodegas, que disponían de una pequeña propiedad que no superaba las 2.000 plantas de vid. Su producción era más modesta y artesanal, pero a pesar de esta condición, sus vinos fueron muy apetecidos en todo el Reino.

Muchas décadas han pasado pero el productor campesino, unidad básica de estas tierras que con una capacidad de resiliencia enorme, supo ensamblar ancestrales técnicas de aprendizajes, métodos y prácticas tradicionales de vitivinicultura sin la intervención de tecnologías ni productos químicos que alteren su identidad.

En la actualidad estos viñateros representan el primer eslabón para comprender la elaboración de vinos con sentido de identidad y sello territorial, siendo su paradigma la elaboración de vinos sin intervenciones tanto en el ciclo de la vid como en su elaboración en bodega.