Mayor productor de vino en India busca millones en bolsa

El mayor productor de vino en India, Sula Vineyards, entrará en bolsa con la esperanza de diversificar los gustos de la floreciente clase media urbana de un país que suele decantarse por licores más fuertes.

«La hora del vino ha llegado», dice convencido el fundador y director general de Sula, Rajeev Samant.

Aunque India es uno de los mayores productores de uva del mundo, el vino representa menos del 1% del enorme mercado de alcohol de este país de alrededor de 1.400 millones de habitantes.

De media, los indios beben menos de una copa de vino al año, pero los productores confían en que el país emule el boom del sector ocurrido en China cuando su economía despegó a partir de los 1980.

De hecho, cuando Samant volvió de California tras diplomarse en Stanford, su primera intención fue cultivar rosas y mangos en las tierras familiares cerca de la ciudad santa de Nashik, a unos 160 km de Bombay.

«Donde está ahora Sula, no había más que un pastizal. Había leopardos y serpientes. No había electricidad, ni línea telefónica», cuenta a la AFP.

«Vi cierta belleza aquí, alguna cosa en el lugar que realmente me cautivó», añade.

Marcado por sus visitas a la región vitícola californiana de Napa Valley, Samant decidió entonces «producir un vino decente y bebible aquí mismo, en India».

Nashik era una de las principales regiones vitícolas de India, pero su producción consistía únicamente en uvas de mesa y uva seca.

Bautizada en honor de la madre de Samant, Sulabha, la empresa plantó sus primeras vides en 1996 y edificó a su alrededor un amplio complejo para ayudar a impulsar la reputación de Nashik como capital del vino india.

El periodo para adquirir acciones en su oferta pública de venta se abre la próxima semana, dijo la empresa el miércoles.

Sus propietarios quieren colocar un tercio de las acciones por unos 9.600 millones de rupias (116 millones de dólares), llevando la cotización global del grupo a unos 350 millones de dólares.

Los vinos de alto precio de India empiezan a tener una calidad comparable a sus competidores internacionales, según Ajit Balgi, fundador de la consultoría de vinos y licores de Bombay The Happy High.

Aun así, mantienen un «estilo indio». «No sabrán igual que un vino australiano o francés», dice. «India está demasiado cerca del ecuador, con lo que las uvas que escogemos son las más maduras», añade.

De hecho, los expertos advierten que las esperanzas de un auge del sector vitícola en India se enfrentan a varias incertidumbres, entre ellas el impacto del cambio climático en los cultivos.

El consumo de vino en el país ha crecido desde 1995, gracias a la mayor aceptación social del consumo público de alcohol de las mujeres, pero el volumen es de apenas 20 millones de litros al año, según la Organización Internacional de la Viña y el Vino.

«Los vinos Sula han mejorado mucho (…) y la atmósfera aquí es buena», dice a la AFP. «Estoy orgulloso», añade.

Pero uno de los principales obstáculos para su crecimiento es el coste, dice Balgi. El vino está gravado de forma similar a otras bebidas alcohólicas en muchos estados indios, aunque su graduación es inferior.

«El precio de un vino básico de India es comparable al de una botella entera de ron o de whisky básico», dice. «No hay mucho consumo de vino en India porque las masas no pueden permitírselo», afirma.

Sula obtuvo unos ingresos de 4.500 millones de rupias (55 millones de dólares) y un beneficio neto de 521 millones de rupias (6 millones de dólares) en el último ejercicio fiscal.

Sin embargo, en la última década ha conseguido un crecimiento medio anual de más del 13%.

Sula también enfrenta la creciente competencia del vino extranjero, que ocupa un 17% del mercado.

Además, un reciente acuerdo comercial con Australia recortará los aranceles para algunos vinos que se situaban hasta ahora en un punitivo 150%.

La empresa advierte en la documentación de su oferta pública de venta del riesgo de que «condiciones climáticas adversas» afecten la calidad de la uva.

Los agricultores en Nashik ya informaban de inundaciones y sequías hace una década, asegura la encargada del programa climático para India de World Resources Institute, Prutha Vaze.

Las altas temperaturas aceleran la maduración de la uva, reduciendo su acidez y aumentando su dulzura, lo que eleva también el nivel de alcohol del vino y altera su delicado equilibrio de sabores, dicen los expertos.

Si los agricultores no se adaptan al cambio climático, «puede llegar un día en que nos estemos (…) tomando la última copa de vino», advierte Vaze.
(FrancePresse)