Arqueólogos hallan el que podría ser el vino más antiguo del mundo

Pompeya, la ciudad que quedó sepultada por el magma y las cenizas por la erupción del volcán Vesubio en el año 79 a.C., continúa albergando tesoros que a día de hoy sorprenden a los arqueólogos. Recientemente se ha hallado en una tumba de la ciudad “una urna con más de seis litros de un líquido rojizo oscuro”, el que podría ser el vino más antiguo del mundo hasta el siglo I, según recoge El Correo.

El equipo de expertos italianos y españoles, concretamente de la Universidad de Valencia, lo descubrieron en el sepulcro de Marco Venerio Secundio, donde también hallaron el cuerpo momificado del hombre. Además, en otro sepulcro contiguo del panteón familiar residía su mujer, Novia Amabilis, y los tres hijos de la pareja, de 6, 8 y 10 años.

“Si se llega a constatar sería la primera vez que se confirma que se conserva vino en este estado y sería el más antiguo encontrado en la Historia, un vino de más de 2.000 años”, explicó el especialista Llorenç Alapont en una conferencia en el Instituto Alavés de Arqueología (IAA) con motivo del descubrimiento.

Hasta el momento, era una botella de vidrio de un noble romano del año 325 d.C. encontrada en Speyer (Alemania) la que se consideraba la más antigua del mundo. A pesar de que aún no se ha confirmado que se trata de vino, dado que el estudio dirigido por Gianni Gallello no ha finalizado, el experto advierte de que “nadie se atreverá” a probar el líquido rojizo debido a su antigüedad, dado que “huele muy mal”.

Ritual fúnebre en la Antigua Roma
Esta clase de ritos eran muy habituales en la civilización romana, cuando “los restos incinerados se llenaba o rociaban con vino”, en palabras de Alapont, quien también remarcó que la bebida se consumía en “el banquete funerario y se consideraba amigo de los muertos”: “Tras depositar los huesos en el recinto se llenó la urna de este líquido como una libación o una parte de la ceremonia del entierro”, explicó.

Se sabe que Marco Venerio fue un liberto de Pompeya que adoptó su nombre a la ciudad, que rendía nombre a la diosa Venus. En su lápida, también se evidencia que fue “guardián del templo de Venus y miembro de augustales y ministro de ellos y que pagó de su propio patrimonio cuatro días de juegos griegos y latinos”. Sin embargo, el experto señaló que el embalsamiento de los difuntos era una práctica más usual en Egipto y no tanto en Roma, ya que era una práctica “muy exclusiva y muy escasa que pocas personas se podían permitir”.
(elplural.com)