ProWein analiza los retos del sector del vino ante la pandemia

Según el ProWein Business Report 2020, la COVID-19 ha alterado los canales de ventas, ha acelerado la digitalización y el cambio estructural del sector

La Escuela Superior de Geisenheim encuestó para la feria ProWein a finales de 2020 a expertos procedentes de 49 países en toda la cadena de valor del mundo del vino, por cuarto año consecutivo, para elaborar un informe sobre los retos inmediatos del sector, que este año se centró fundamentalmente en las consecuencias de la COVID-19. Según Bastian Mingers, Project Director de la ProWein, “todas las partes del sector tienen un gran interés en comparar las consecuencias que han experimentado en sus negocios con las que han sufrido los demás. Asimismo, todas las empresas buscan puntos de referencia sobre los que basar posibles estrategias y salidas de la crisis”.

Las conclusiones más importantes

La pandemia de la COVID-19 y el empeoramiento de la situación económica que esta ha tenido como consecuencia constituyen las principales amenazas para el sector de los vinos, las cuales, además, relegan a un segundo plano todos los demás retos, como las políticas sanitarias, el cambio climático y la guerra comercial internacional.

Así, los cierres de hoteles y restaurantes motivados por la pandemia han supuesto una perturbación global para los canales de ventas del vino. El comercio minorista de alimentos y el comercio en línea, así como los distribuidores especializados en vinos, se han beneficiado de estos cambios en muchos países. La ausencia de turistas extranjeros debida a la COVID-19, no obstante, ha hecho que en muchos países productores caiga enormemente el consumo local.

Las consecuencias de la crisis de la COVID-19 para los productores de vino han sido distintas dependiendo de los modos de ventas de estos. Las explotaciones vinícolas más pequeñas han sido las más afectadas por el cierre de la gastronomía y la hostelería, así como por la falta de turistas.

Las consecuencias simultáneas y globales de la pandemia han supuesto, además, un retroceso de las exportaciones mundiales de vino, sobre todo, en países con una proporción de consumo elevada durante reuniones sociales y en restaurantes. El sector prevé una recuperación muy lenta del turismo y las exportaciones, y cuenta con que la situación económica siga empeorando en el año 2021. La mayoría de los productores de vinos de España, Francia e Italia ha visto cómo sus canales de ventas más importantes en cuanto a valor y volumen resultaban afectados al mismo tiempo. El aumento de las ventas online no ha sido suficiente, con mucho, para compensar la situación.

En reacción a la pandemia, tanto los comercios como los productores intensificaron su comunicación online, inauguraron tiendas virtuales, organizaron degustaciones remotas y ofrecieron servicios de envío. Esta transformación digital del sector del vino, acelerada por la COVID-19, continuará en el futuro, según opinan los expertos.

La reducción de los costes y los programas de ayudas estatales han logrado impedir, por ahora, los despidos y cierres de empresas masivos. No obstante, los expertos prevén que se consolide y se amplíe la concentración del sector si, según avance la pandemia, numerosas empresas se ven obligadas a cerrar. En adelante, las empresas tratarán de alcanzar una mayor diversificación de los canales y mercados de ventas con el fin de contener mejor los riesgos. Así, los productores se centrarán, sobre todo, en los clientes directos y en esquivar a los comercios minoristas de alimentación, algo que intensificará la competencia en dichos canales en el futuro. Se teme que las reducciones de los costes y el aplazamiento de las inversiones puedan retrasar la adaptación del sector de los vinos con respecto al cambio climático y a la mejora de la sostenibilidad ecológica.

Pese a que muchos consumidores han buscado consuelo en el vino durante la pandemia, los expertos prevén que, debido a las consecuencias económicas de la COVID-19, en el futuro los clientes miren más por su bolsillo y gasten menos en vinos de primera categoría. Por el contrario, se prevé que las ventas globales de vino se recuperen ampliamente una vez termine la pandemia.

Las consecuencias de la crisis de la COVID-19 y la influencia negativa que se prevé para la situación económica representan sin lugar a dudas los retos más destacados para el sector de los vinos este año. En comparación con el año anterior, las amenazas del cambio climático y de la política sanitaria se han visto relegadas a un segundo plano por la acuciante situación que conlleva la pandemia, aunque siguen siendo relevantes.
(laprensadelrioja.com)