Vino y biodiversidad, más valor en pro del medioambiente

Una de las presentaciones más llamativas que tomó lugar en la Cumbre Social por la Acción Climática, evento paralelo a la COP25 que se realizó en el Centro Cultural Tío Lalo Parra de Cerrillos, fue la de la bióloga Paz Durán. En ella la científica nacional discutió el rol productivo en la conservación del medioambiente y cómo la biodiversidad puede combatir la crisis que actualmente vive el planeta. Una temática que, para ella, «es un desafío súper concreto para el sector vitivinícola chileno».

«Hay muchas formas de promover la conservación de la biodiversidad», cuenta Durán al teléfono desde Valdivia, ciudad a la que llegó en septiembre de 2018 tras hacer un doctorado en la Universidad de Exeter en Inglaterra.

«Se puede hacer en áreas protegidas al interior de la ciudad, en manejos de uso de suelo a escala de paisaje, y también se puede hacer dentro del sector productivo, como el ganadero, agrícola, frutícola y forestal, entre otros».

Es justamente en el sector productivo donde la científica de 33 años ha puesto la lupa junto a sus compañeros de «Vino, Cambio Climático y Biodiversidad» (VCCB): una iniciativa creada en 2008 por la actual Seremi de Ciencia para la macrozona sur, la también bióloga Olga Barbosa, y que busca —entre varias líneas— compatibilizar la protección de los sistemas ecológicos con la industria del vino, investigando, diseñando y capacitando sobre los servicios ambientales que provee la tierra y sus habitantes. Un programa dependiente del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), que para Durán fue completamente visionario.

«Olga partió más bien de una corazonada, porque en ese entonces no se hablaba mucho de cambio climático en Chile. Tocaba puerta tras puerta incentivando a diferentes viñas que se sumaran a esta iniciativa y que colaboraran con el sector científico para mejorar las prácticas de sustentabilidad dentro de sus predios. En un principio sólo se sumaron Cono Sur y Emiliana, pero con un trabajo bien activo de engagement, interacción y colaboración, se fueron sumando cada vez más», relata la investigadora del IEB a Emol.

La clave para «subirlos al barco» fue demostrarles los diferentes servicios que la biodiversidad provee a sus sistemas productivos, subrayando así la importancia de la preservación en un contexto mundial donde cada vez las temperaturas son más altas y con ello surgen otras condiciones anómalas como las sequías o aluviones.

Estrategia que les ha resultado, ya que hoy en día casi una veintena de viñas están asociadas, las que juntas generan casi el 70% del vino que se hace en las bodegas del país. Entre ellas hay viñas grandes como la Montes o Viu Manent cercanas a Santa Cruz, y viñedos de menor escala como Polkura ubicada a kilómetros Marchigue. Las líneas de acción y el desafío de la industria El raciocinio para entender cómo la biodiversidad puede ayudar a la crisis climática y que mueve a VCCB, dice Durán, parte viendo al fenómeno como un síntoma.

«Uno se pregunta cuál es la causa de él, que es lo que llaman cambio global. Hay muchos cambios que están tomando lugar en la atmósfera, en la tierra y uno de ellos es el cambio de uso de suelo. Cuando —por ejemplo— se sacan los bosques y disminuye su estructura, las especies y las funciones que ellas cumplen. La diversidad de todo básicamente», explica.

Y profundiza: «A menor diversidad, hay menos posibilidades de que alguien pueda responder a estas variaciones climáticas diferentes y se acentúan estas condiciones. A mayor diversidad hay mayor probabilidad o chance de que alguien pueda sobrevivir a una condición anómala. Si alguien sobrevive significa que va a permitir que el hábitat siga funcionando y, por ende, que otras especies también puedan seguir beneficiándose de ese espacio». Bajo este criterio Durán y equipo se mueven bajo tres líneas de acción, siendo la primera la preservación del bosque esclerófilo. «Un tipo de bosque que se concentra en el centro de Chile, donde también se concentra la mayor producción agrícola, vitivinícola y las ciudades de nuestro país. Está altamente amenazado, pero juega un rol súper clave con el cambio climático, porque tolera muy bien la sequía, genera sombra, hábitat para especies y captura agua como una esponja, lo que mantiene el suelo fértil», explica la bióloga.

El segundo punto tiene directa relación con el anterior y es que al conservar los bosques aparecen otros servicios de la naturaleza. Uno de ellos es que habrán más aves rapaces o zorros, los que mantendrán el control de las plagas o conejos. Otro, es que las arboledas regulan la presencia de microorganismos como levaduras y bacterias que son clave en la base de fermentación «que está ligada a todo lo que es el terroir, un concepto no solamente climático sino también cultural, que le da esa tipicidad o personalidad única al vino».

Finalmente el tercero, que es el trabajo codo a codo, en el que el VCCB se integra activamente al interior de los campos vitivinícolas y promueve la implementación del conocimiento. Sugiriendo —por ejemplo— que se hagan barreras verdes con especies nativas para controlar el tema del polvo y del viento; que se formen coberteras con semillas autóctonas entre las parras, haciendo crecer especies herbáceas que evitan que la tierra se seque muy rápido; o instalando estructuras de anidamiento para aves.

«Chile es uno de los grandes productores de vino por el volumen que produce, no por su calidad. Hoy en día una de las condiciones claves para los vinos premium, que generalmente se compran en el mercado internacional, es demostrar su producción responsable con el medioambiente. Cada vez hay una exigencia mayor para demostrar este tipo de responsabilidad y Chile está apuntando, pero para acceder a ese sector muchas veces tendrán que demostrar mayores prácticas que las poseen», dice Durán.

Y finaliza: «Es todo un desafío. Tenemos un líder en Sudáfrica, donde se organizaron los gremios y sacaron una etiqueta de certificación en cuanto a biodiversidad, pero yo también me dirigiría hacia el mercado y apuntaría a campañas educacionales para exigir vinos responsables».
(emol.com)