¿Viñedos en Suecia? El cambio climático lo hace posible

¿Viñedos en Suecia? La respuesta es que sí. Lo asegura el director general de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), Pau Roca. Los productores de vino, asegura, ya sufren de lleno el impacto del cambio climático, que en el caso de Europa está desplazando hacia el norte los viñedos de mejor producción.

“La cosecha de Alemania ha sido muy alta y de mucha calidad como consecuencia de un cambio climático que está desplazando hacia el norte la producción óptima”, explica Roca.

El responsable del organismo internacional usa una y otra vez las palabras “mitigación” y “adaptación” al abordar las acciones más urgentes que se requieren para que los actuales productores subsistan.

En España, las primeras previsiones para la vendimia de 2019 (contando con la incógnita de cómo afectarán las altas temperaturas de agosto a la maduración de la uva) dibujan una campaña con una producción media y una cosecha que se generalizará en torno al 10 de septiembre, algo antes que en 2018.

“El cambio climático es una de las cuestiones más importantes para el sector del vino, que se asienta en un territorio que incluye el suelo, el clima, la variedad de la uva y las tradiciones de transformación. En este conjunto de factores, si uno cambia, como es el clima, enseguida se produce una alarma”, afirma.

Una rápida radiografía del sector vitivinícola en España permite a Roca anticipar que el mayor estrés se sufrirá en La Mancha, donde la superficie de viñedos es mayor y la desertificación está avanzando a un ritmo alarmante. También ve problemas en partes del Levante y Extremadura. “Hay que tomar medidas de gestión hídrica, de adaptación de algunas variedades a la nueva realidad y desde el punto de vista político se debe dar apoyo a los viticultores”, recomienda. En materia de adaptación, una de las principales medidas tiene que ver con posibles cambios en la variedad de las uvas, ya que el cambio climático puede modificar los periodos de maduración. Gestión del agua y de las emisiones de CO2 España está trabajando intensamente en la gestión del agua y Portugal o Chile han avanzado en reducir sus emisiones de CO2. «Cada país reacciona donde más le duele” porque el cambio climático les afecta de forma diferente, explica Roca.

«Todos los países están afectados, algunos por el aumento de la sequía como es el caso de Sudáfrica; otros por la proliferación de los incendios, como ocurre en California».

El director general de la OIV sostiene que los viticultores llevan “bastante tiempo” trabajando en acciones de mitigación, en particular en la reducción de emisiones de dióxido de carbono, en la mejor gestión del agua y en la reducción del dispendio de energía. Pero no para todos los efectos son negativos. A algunos países el cambio climático les está favoreciendo, pero incluso en estos casos se ven obligados a adaptarse ya que sus modelos de producción no se acomodan más al clima. Roca cree que, pese al enorme desafío por el cambio climático, en la mayoría de países el sector está imbuido de una “sensación general de oportunidad”.

Una de las razones es que Asia es un mercado de un gran potencial aún por desarrollar. China ya es el quinto consumidor en términos absolutos de vino en el mundo y es, después de España, el segundo país con mayor superficie de viñedos. La exportación de vino mundial está dominada por tres países: España en el primer lugar, seguida de Italia y Francia, que representan el 50% del mercado global por volumen. A continuación, Chile, Australia, Sudáfrica, Alemania, EE UU, Portugal y Nueva Zelanda. Por valor de esas exportaciones, Francia ocupa la primera posición, seguida de Italia, España, Australia y Chile.
(Efe/Josef Hildenbrand)