Por fin se asume y comunica la importancia del origen, del terruño

De un tiempo a esta parte, tanto en Chile como en otros países, se ha ido asumiendo y comunicando la importancia del origen, del terruño, respecto de la calidad y características de los vinos.

Tras décadas donde se resaltaban otros aspectos de los vinos pauteados por los departamentos de publicidad, marketing y similares, ahora se va imponiendo la viticultura, incluso por sobre la bodega, por sobre la enología pura, para resaltar las características de los suelos, clima y trabajo en el viñedo.

Y esto siempre ha sido fundamental en la elaboración de vinos, pero hasta hace poco tiempo el grueso de la industria y los actores del sector vitivinícola resaltaban aspectos más bien comerciales, enológicos o de otro tipo para promocionar sus vinos. Por fortuna eso está disminuyendo, y mucho, dando lugar y destaque al origen, el lugar de donde proviene la uva para elaborar los vinos, aunque pocos todavía enfocan y comunican el terruño en su conjunto, que incluye además de los suelos y el clima, las cepas y terrenos, a las gentes que cultivan, podan y cosechan los frutos, para después dar lugar al trabajo en la bodega, donde también es fundamental el trabajo personalizado.

Los consumidores de vinos cada vez más valoran y distinguen las zonas productivas, aún falta mucho que hacer en ese aspecto, pero el panorama hoy es radicalmente diferente que hace una o dos décadas, donde prevalecían las marcas y no el origen.

Esto ha ido cambiando por la curva de la gran industria del vino de hacer vinos con el foco en la rentabilidad por sobre todo, algo que ha alejado a los consumidores en número cada vez mayor de la compra de vinos genéricos y sin origen, donde las mezclas a veces indiscriminadas y cuestionables, obedecen solamente a criterios de cifras comerciales que buscan alta rentabilidad por sobre cualquier otro aspecto.

La valoración de pequeños productores y su exposición ante los consumidores, ferias diversas y muestras que han dado a conocer y degustar estos vinos producidos a pequeña escala, también han atraído a los consumidores habituales de vino que ahora buscan vinos con identidad, con origen, con información de dónde, cómo y por quién son producidos, resaltando las características del terruño.

En cualquier aspecto de la vida humana el origen es determinante, es fundamental, y no como en el inicio de la globalización cuando se quiso imponer una suerte de banalización de la procedencia de las personas, productos, alimentos, etc., buscando que destacara solamente el resultado de alguna factoría sin importar donde estuviera, quienes fueran sus dueños y trabajadores.

Actualmente la tendencia es saber acerca del origen de lo que comemos y bebemos, porque al final de cuentas es eso lo que va determinando nuestro día a día en lo más básico, que es la alimentación.

Ya no es irrelevante el cómo son producidos, aunque falta mucho por saber e informar, pero en buenahora existe ahora más atención en el origen y en las formas de producción y quienes están involucrados en ello, como es el trabajo infantil, regímenes laborales abusivos, aplicación de productos perjudiciales a la salud en los cultivos, prácticas comerciales también abusivas, entre otros aspectos importantes.

La globalización expandió las fronteras y los productos comercializados, pero también al lado de la tecnología ha permitido un flujo más expedito de la información, todavía restringido, pero a un nivel mucho más intenso que antiguamente y donde a cada día que pasa se destaca lo local por sobre lo global.

Y el vino no está ajeno a esto, al contrario, es un producto/alimento/bebida que como muchos otros están determinados por su origen, por su terruño, a pesar de la gran industria obviar este aspecto fundamental y abordar el tema desde la perspectiva netamente “marketera”, de conveniencia, de costo/beneficio en lo comercial.

Hoy aumenta a cada día la consciencia acerca de la importancia del origen, del terruño, de la procedencia y formas de producción y comercialización, falta largo camino por recorrer aún, pero está en pleno cambio este paradigma que va de la mano de la conservación del medio ambiente, mejores prácticas laborales, comercio justo, sanidad y trazabilidad en la producción.

(Alejandro Tumayan – todovinos.cl)