Olivos y viñas, buena combinación en el Secano interior

En el inicio del camino que va a Capellanía, muy cerca de la carretera que une Cauquenes a Parral, crecen olivos de manera orgánica para la producción de aceite de oliva extra virgen de gran calidad, y muy cerca también están las viñas de uva País para la producción de vino. Esa es la combinación por la que apostó el agrónomo Mauricio Vega, aceite de oliva y vino, para orientarse al mercado gourmet.

Vega adquirió el campo en 2006, cuando dejó Santiago y decidió radicarse junto a su familia en el sector de Capellanía, regresando a sus orígenes, ya que su padre es oriundo de Cauquenes.

Produce actualmente cerca de dos mil botellas de medio litro de aceite de oliva extra virgen y un millar de botellas de vino, cantidad esta que va aumentar este año, no así la de aceite de oliva, ya que por el manejo que realiza en los olivos, Vega privilegia la calidad al volumen, buscando estar a la altura del mercado gourmet al que dirige la venta de su aceite de oliva extra virgen de excelente calidad.

Vega ha sido un gran batallador en esta su opción de instalarse en el secano interior. Primero manteniendo su campo sin intervenciones químicas y utilizando energía solar tanto para el riego de los olivos como para el consumo de energía eléctrica en la casa familiar, y además inyectando lo que sobra al sistema eléctrico, aunque se queja de que la compañía le paga con meses de retraso. Además sufrió un duro golpe con el terremoto de 2010, que destruyó su casa y bodega.

Ha optado desde hace años por la pequeña agricultura sustentable, manteniendo el control de plagas con gallinas y ovejas, que además abonan el suelo. También mantiene esas buenas prácticas en bodega, tanto en la producción de aceite de oliva como vino, y afirma que a pesar de las dificultades que enfrentan los pequeños agricultores para sustentarse, no desistirá de la agricultura sustentable.

Pero no tiene un buen diagnóstico hacia el futuro. “la pequeña agricultura, lamentablemente, está condenada a desaparecer por la presión de las grandes empresas agroindustriales, que con sus grandes volúmenes presionan los precios a la baja y por ende saturan los mercados”.

“La única posibilidad de salvar la pequeña agricultura es el comercio justo, aunque el panorama en ese ámbito tampoco es muy alentador, ya que ante la existencia de cientos de miles de pequeños agricultores en todo el país, solamente existen una decena de iniciativas de comercio justo”, afirma.

“Otra opción es la asociatividad, pero en esos casos en muchos casos los operadores y dirigentes toman las riendas en beneficio propio y sacan tres o cinco veces lo que les llega a los asociados”, agrega.

Otra complicación que Vega destaca es el apoyo de programas oficiales a las grandes empresas agroindustriales, dejando con muy pocos recursos los programas destinados a la pequeña agricultura.

“No se entiende que grandes viñas reciban miles de UF para instalar riego a través de la Comisión Nacional de Riego, y cuando yo fui a pedir apoyo para expandir mis dos hectáreas con riego impulsado por energía solar ni me recibieron”, dice Vega.

Y esto ocurre, explica, porque esos estamentos estatales funcionan con evaluaciones por cantidad de hectáreas atendidas con los programas, entonces mientras más hectáreas mejor la evaluación.

“Lógicamente que a los pequeños ni nos reciben, porque somos muy pequeños, pero díganme, que necesidad de recursos monetarios tiene una viña de las más grandes del país para recibir apoyo estatal para instalar riego, no tiene necesidad, pero la Comisión Nacional de Riego los apoyan, y la razón es que son grandes extensiones de tierras, cientos de hectáreas, entonces la evaluación es óptima pero la repercusión social es nula. Mientras tanto los pequeños tenemos que conformarnos con escasos recursos para implementar algunos programas de apoyo”.

Vega resalta que hay forma de mejorar esta injusta situación, siempre que los organismos estatales del rubro apoyen de manera firme y decidida a la pequeña agricultura, con criterios pensados y ejecutados a la escala de los pequeños agricultores, y no que se apliquen fórmulas que son pensadas para las grandes empresas. Lo que tienen que hacer es concentrarse en la pequeña agricultura, cambiar el enfoque actual que privilegia a la agroindustria”.

Aunque Vega tiene esa mirada crítica, afirma que seguirá trabajando y luchando para mantener su campo sustentable y poco a poco ir ganando mercados específicos para su aceite de oliva y vino, y ojalá eso desemboque en la necesidad de expandir las plantaciones para ir avanzando en el volumen de producción, aunque no pretende escalar mucho, pues desea mantener la producción a pequeña escala privilegiando la calidad

-www.agricolaveghurt.cl

(Alejandro Tumayan – todovinos.cl)