Brexit y el boom vitivinícola que se vive en Inglaterra

La demanda de vinos ingleses, de los espumosos a los dulces, está floreciendo, según sus productores, y la búsqueda de tierras adecuadas para plantar viñas se va intensificando en Inglaterra.

Durante la reciente Semana del Vino Inglés, la patronal del sector anunció que este año se han plantado tres millones de cepas en Inglaterra y Gales, el triple de lo que se plantó en 2017, con lo que Gran Bretaña se convierte en uno de los países de mayor crecimiento vitícola del mundo.

La demanda de vinos ingleses ya no es anecdótica, dice Simon Robinson, presidente de Wines of Great Britain. «La tierra con potencial vitícola parece una apuesta verdaderamente atractiva», dice Robinson, también propietario de la finca Hattingley Valley en Hampshire.

No todas las parcelas agrícolas sirven para plantar viñas, apunta. En general las parcelas deben ser soleadas, cara al sur, en laderas con el subsuelo apropiado para controlar el drenaje y la retención de agua. Como consecuencia de ello, más del 70% del vino inglés se produce en el sureste del país.

Esas tierras apropiadas para las viñas pueden costar un 50% más que la media de los terrenos agrícolas, dice.

«También hay propietarios que se han dado cuenta de que las viñas no son una excentricidad, sino potencialmente una forma muy atractiva de utilizar sus terrenos».

El interés por la viticultura ha crecido particularmente con la perspectiva de la salida de Gran Bretaña de la UE, según Robinson, ya que es probable que se reduzcan las subvenciones a la agricultura tradicional y los agricultores busquen nuevas fuentes de ingresos.

Unas 200 fincas vitivinícolas están abiertas al público en Inglaterra y Gales, según WineGB, ya que el enoturismo está demostrando su popularidad entre los amantes del vino, y los restaurantes y supermercados cada vez ofrecen más vinos nacionales.

El viñedo británico cubre algo más de 3.500 hectáreas, superficie que se ha doblado con creces en los siete últimos años, según WineGB, a menudo más rápidamente que las bodegas para elaborar esas uvas.

Según Nick Watson, de la agencia inmobiliaria Strutt & Parker, «el interés por las parcelas para viticultura nunca ha sido tan grande». Debido a la escasez de tierra útil para la viticultura, «esas parcelas generan gran interés y salen bastante más caras que las demás».

En términos generales, una hectárea de tierra en el sureste de Inglaterra cuesta unos 23.000 euros, pero si es apta para la viticultura su precio despega hasta los 40.000/54.000 euros, según Watson.Los alquileres de viñas también suelen ser dos o tres veces más altos que para tierras dedicados a otros cultivos.
(elmundovino/Reuters)