La importancia de la pequeña agricultura para el desarrollo del país

Generalmente se celebran las grandes inversiones en todo ámbito económico y también en la agricultura, porque abre puestos de trabajo, se producen grandes volúmenes para la exportación, promueve el “despegue” de zonas deprimidas y también se argumenta que trae más divisas e impuestos al Estado. Sin embargo, la importancia de la pequeña agricultura no muchas veces es valorada en su real dimensión e impacto social, económico y medioambiental para el desarrollo del país.

En el ámbito vitivinícola, la pequeña agricultura aporta cerca del 70% de la uva que utilizan las medianas y grandes viñas para elaborar sus vinos, además, esos pequeños viñateros en su mayoría mantienen otros cultivos, crían algún tipo de rebaño animal, plantan cereales y desarrollan otras actividades a pequeña escala en sus propiedades que generalmente no pasan de algunas pocas hectáreas.

Estos pequeños viñateros y los pequeños agricultores en general suman cientos de miles en Chile, abasteciendo de alimentos provenientes del campo a decenas de ciudades y poblados, además por el carácter de producción a pequeña escala, generalmente no ocupan o usan muy pocos químicos en sus campos, y por tener diversos cultivos también contribuyen a la diversidad de la fauna y flora, sin empobrecer los suelos y sin desabastecer las fuentes de agua, algo muy recurrente en la agroindustria.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha destacado la importancia de la pequeña agricultura familiar para el futuro del planeta: “La agricultura familiar es la forma de agricultura predominante en países desarrollados y en desarrollo. Hay más de 500 millones de explotaciones agrícolas familiares en el mundo. Los agricultores familiares abarcan desde pequeños productores hasta agricultores de mediana escala, y comprenden campesinos, pueblos indígenas, comunidades tradicionales, pescadores, agricultores de zonas montañosas, pastoriles y muchos otros que representan a todas las regiones y biomas del mundo.

“Ellos gestionan sistemas agrícolas diversificados y preservan los productos alimenticios tradicionales, lo cual contribuye a obtener dietas equilibradas y a salvaguardar la agrobiodiversidad mundial. Los agricultores familiares se integran a las redes territoriales y a las culturas locales, gastando sus ingresos principalmente en los mercados locales y regionales y generando con ello numerosos puestos de trabajo agrícolas y no agrícolas. Es por esto que los agricultores familiares poseen un extraordinario potencial para avanzar hacia sistemas alimentarios más productivos y sostenibles si cuentan para ello con el apoyo de los entornos normativos”.

En nuestro país existen diversas instituciones de apoyo a los pequeños agricultores, pero en muchos de los casos esos recursos son escasos, no llegan en su totalidad a los agricultores y/o no tienen sus objetivos consensuados con los beneficiarios.

Se da el caso que en el papel la cosa funciona, existen instituciones para apoyar a los pequeños agricultores, se destinan recursos y se elaboran programas, pero recorriendo campos de los pequeños agricultores ellos manifiestan la falta de apoyo decidido de parte de esos mismos estamentos, es como que nominalmente existe pero no hay un real interés, un enfoque y decisiones políticas de Estado a firme que busquen apoyar y mantener la pequeña agricultura en el país, a diferencia de otras instituciones que están focalizadas en la agroindustria que cuentan con mayor eficiencia, un volumen mucho mayor de recursos y muchas facilidades para grandes inversiones.

Es necesario que los estamentos del Estado orientados a la agricultura tengan un enfoque claro, promuevan programas y acciones decididas y decisivas para apoyar la pequeña agricultura familiar, un ámbito de la economía nacional y mundial que tiene mucho más importancia de lo que se sabe y divulga.

Algunos argumentos citados por la FAO que destacan la importancia de la pequeña agricultura familiar: “Más del 90% de los 570 millones de granjas agrícolas del mundo tienen una gestión individual o familiar y dependen sobre todo de mano de obra familiar.

“Las explotaciones familiares producen más del 80% de los alimentos en el mundo en cuanto al valor, confirmando la vital importancia de la agricultura familiar en la seguridad alimentaria mundial actualmente y para las futuras generaciones.

“La gran mayoría de las granjas del mundo son pequeñas o muy pequeñas. Granjas de menos de 2 hectáreas representan el 84% de todas las granjas y controlan solamente el 12% de las tierras agrícolas. Muchas de las granjas más grandes son también de propiedad familiar.

“Políticas públicas que reconozcan la diversidad y complejidad de los retos enfrentados por los agricultores familiares son clave para acabar con el hambre y alcanzar sistemas agrícolas y alimentarios eficientes e inclusivos”.

Actualmente la situación de la pequeña agricultura familiar en Chile es muy precaria, ya que sufren la presión en costos, fuentes de riego, precios y tierras de parte de las grandes empresas del agro, la mayoría de las cuales orientadas a la exportación.

Lo más preocupante, considerando la importancia de la pequeña agricultura familiar destacada por la FAO, es que las nuevas generaciones están abandonando el campo, los padres suelen vender sus propiedades a grandes o medianas empresas y se corta el ciclo de este sector fundamental para la alimentación y conservación del medio ambiente.

Esas nuevas generaciones dejan de ser productores independientes como sus padres y abuelos, y generalmente se transforman en mano de obra más o menos especializada, quedan sin tierras tras la venta de las mismas a empresas del agro o forestales y engrosan los suburbios de las grandes ciudades.

El éxodo del campo a la ciudad es un fenómeno mundial que está perjudicando la economía de los países, el medioambiente y precarizando la calidad de vida en esos mismos grandes centros urbanos. Al paso que en el campo van desapareciendo las pequeñas propiedades y esas tierras se van sumando a grandes conglomerados agroindustriales y forestales que con sus monocultivos empobrecen los suelos, agotan las fuentes de agua y desatan la aparición de plagas antes inexistentes porque había diversidad de cultivos, lo que al final beneficia a empresas de agroquímicos y monopoliza la producción, distribución y venta de alimentos de dudosa calidad por su gran acumulación de productos químicos en los cultivos a gran escala.

Es urgente que la importancia de la pequeña agricultura familiar sea valorada y dimensionada en su papel fundamental para el desarrollo del país. Es necesario un cambio de enfoque total, privilegiando a esos pequeños productores con innovadores programas de apoyo no solo para la producción, sino también para la distribución y comercialización. Un cambio de enfoque y políticas que no se contenten en estar correctas nominalmente, en el papel, sino que produzcan un efecto real y de impacto en la vida rural del país, haciendo así más atractivo para las nuevas generaciones las labores y producción en el campo, evitando o disminuyendo la migración a las grandes ciudades y el despoblamiento de los campos.

(Alejandro Tumayan – todovinos.cl)