La celebración junto a los vinos del viñatero Roberto Henríquez

Más que una degustación de las nuevas cosechas, esta noche es una celebración. Así recibió el enólogo y viñatero Roberto Henríquez a un selecto grupo de invitados para degustar sus nuevos vinos de los valles del Bío Bío e Itata, junto a la gastronomía de los chef Felipe Macera (del restaurant 1550 de Concepción) y Manolo Aznar (Omertá Pizza & Bar, barrio Bellavista).

El salón de Omertá Pizza & Bar fue cerrado para la degustación de las nuevas cosechas de los vinos de Roberto Henríquez y las preparaciones de Macera y Aznar, y la siempre impecable y profesional sommelier Macarena Lladser.

La celebración a que se refería el enólogo-viñatero se justificaba por el gran éxito, aceptación y elogios que han tenido sus vinos, los cuales, casi en su totalidad, están vendidos antes de salir al mercado, algo no muy frecuente de ocurrir, pues en Chile no se acostumbra a que los vinos se “vendan en verde”.

Y esto se puede explicar por la gran singularidad de los vinos de Henríquez, vinos naturales, producidos con una mínima intervención y que entregan una muestra elocuente de los terruños de donde provienen las uvas.

Y la celebración se inició con un Semillón Molino del Ciego (Itata/Coelemu) junto a un Róbalo fermentado con piure y algas, acompañado de navajuelas y berros que combinaron muy bien, pues mientras el vino era fresco, de buena acidez y firme cuerpo, el plato era puro mar, sugerente, de sabores firmes y potentes.

Seguimos con un singular sándwich en pan brioche casero exquisito con panceta ahumada con sarmientos de parras viejas, junto a un País Verde (de la zona de Nacimiento), vino que Henríquez produce con uvas de viñedos que tienen una difícil maduración, que no alcanzan los estándares de madurez y por eso se cosechan verdes. Un rico y muy interesante vino, con bajo alcohol (10,9), un País diferente que amplía la gama de vinos que se pueden producir con esta legendaria cepa.

La celebración-degustación siguió con una mezcla de Moscatel (con velo) y Semillón (Bío Bío), junto a una changai en su caldo, pequeña jaiba negra de la caleta de Chome. El vino se la pudo con el platillo que era de mucho sabor, algo salado y compleja textura.

Después fue el turno del vino Rivera del Notro, 100% País, exquisito, junto a Humita a la olla, prieta y pulpo. Excelente paso de la degustación, complementación total entre sabores, texturas y aromas del vino y el platillo.

Y llegaría el turno de la “estrella” de la casa, el vino Santa Cruz de Coya, 100% País de viñedos de los alrededores de la Cordillera de Nahuelbuta, degustado junto a una sobrecostilla con salsa de morillas y puré de zanahoria. Excelente y muy sabrosa combinación.

Y para finalizar el postre: un bavarois de murta con membrillo, avellanas y helado de lavanda, delicioso, acompañado de un sugerente frizzante de País.

Gran degustación y celebración de los vinos del enólogo y viñatero Roberto Henríquez quién ha llegado para marcar tendencia e innovación produciendo vinos con uvas de parras antiguas de los valles de larga tradición como son Itata y Bío Bío. Un merecido regocijo a los sentidos de este joven viñatero que sin duda es protagonista de la renovación del vino chileno.

(Alejandro Tumayan – todovinos.cl)