Efecto Brexit: el vino está más caro que nunca en Gran Bretaña

El vino está más caro que nunca en Gran Bretaña, acaba de anunciar la patronal de las bebidas alcohólicas, y la culpa es del Brexit, según los analistas. En estos momentos el precio medio de una botella es de 5,56 libras esterlinas, dentro de un movimiento de alzas constantes desde el referéndum sobre el abandono de la Unión Europea, que se ha acelerado últimamente: en los tres primeros meses del año han crecido más que en los dos años anteriores, y se espera que la tendencia continúe.

La Wine and Spirit Trade Association (WSTA) ha explicado que ya a finales de 2016 se sobrepasaron las cinco libras y media, llegándose a 5,56. En la actualidad el tipo de cambio de la libra se ha hundido hasta los 1,15 euros: justo antes del referéndum estaba en 1,31. Y ésa es la principal razón del encarecimiento del vino, porque la cuasi totalidad del que se consume en el país es importado.

El director general de la WSTA, Miles Beale, ha explicado: «Desgraciadamente para las empresas británicas y para los consumidores, tenemos claro que no es un ajuste único, y que los precios van a seguir subiendo».

En las 12 primeras semanas de este año el precio medio ha subido un 3%, mientras que a lo largo de 2015 y 2016 sólo lo había hecho en un 1%.

Y ahora vienen más malas noticias. El canciller del Exchequer anunció un aumento del 3,9% en el impuesto especial sobre los alcoholes, que entró en vigor el 13 de marzo y que -de ser repercutido en su totalidad por los comerciantes- agregará otros ocho peniques al precio medio de una botella. La WSTA había pedido, en vano, todo lo contrario: una bajada del 2% para ayudar al sector.

En los vinos espumosos las subidas serán aún más severas. Ya en febrero la WSTA predijo un 5% de aumento para el champán, 1 libra por botella, y del 9% para el prosecco, equivalente a 59 peniques.

La patronal dice que se ha intentado compensar todo lo posible la caída de la libra, pero que ya no queda de dónde rascar y hay que traspasar esos incrementos a los consumidores. Algunos compradores de volumen, como las cadenas de supermercados, han presionado a sus proveedores para que bajen los precios en origen.

Eso sí, algunos comerciantes especializados en vinos caros han mejorado sus ventas en Asia y en la zona dólar, ayudados por la devaluación de la libra.

La WSTA teme, por otra parte, que la salida de la UE signifique un frenazo en los trámites aduaneros de entrada del vino en el país que convierta los puertos británicos en «estacionamientos de camiones». Gran Bretaña importa anualmente 1.800 millones de botellas, de las que 1.000 millones llegan de la UE.

Ya en marzo, antes de la última subida de impuestos, más de la mitad (un 56%) de lo que un consumidor británico pagaba por una botella eran impuestos: el especial (2,16 libras) y el IVA (0,93 libras). Para los espumosos, el especial es aún más alto (2,77). En cambio, en 14 países de la UE, España incluida, no hay impuestos especiales y sólo se paga el IVA.
(elmundovino)