Por cambio climático buscan nuevas variedades para el champagne

champag1Frente al cambio climático, que podría desnaturalizar el champagne y promover más enfermedades de la viña, los viticultores de la región de Champagne se lanzan a un programa de creación de nuevas variedades más resistentes que logren a la vez preservar la tipicidad del ‘rey de los vinos’.

«Trabajamos a muy largo plazo, y podrían cambiar los fundamentos de las variedades de uva de nuestra denominación», explica Thibaut Le Mailloux, del Comité Champagne, en el que están juntos los viticultores y las casas elaboradoras.

champag2En colaboración con el Instituto Nacional de Investigación Agronómica (INRA) y del Instituto Francés de la Viña y el Vino de Montpellier, este programa, que durará 15 años, pretende crear de cuatro a cinco nuevas variedades preparadas para adaptarse e los desafíos medioambientales futuros.

«Se trata de cruzar las catas permitidas en champagne con variedades naturalmente resistentes a ciertas enfermedades o que presenten particularidades interesantes, como por ejemplo una madurez tardía, para obtener una resistencia natural o una aptitud de cultivo mejor adaptada a nuevas condiciones climáticas», indica el Comité.

champag4La evolución de las condiciones climáticas ya tiene un impacto sobre el ciclo de la viña en Champagne. Según la interprofesional, desde los años 90 la floración empieza unas dos semanas antes. Los racimos son mayores y presentan niveles de alcohol más elevados en cerca de un grado. Los niveles de CO2 más altos también favorecen la fotosíntesis.

Estos parámetros favorecen por ahora al champagne pero podrían finalmente penalizarlo si, como predicen los expertos en clima, la temperatura media global subiese entre 1º y 5º C de aquí a 2100.
«Hay que empezar absolutamente ahora mismo la investigación, porque dentro de 25 años será demasiado tarde», estima Le Mailloux.

Actualmente están autorizadas siete variedades en la denominación. Las más extendidas son pinot noir, pinot meunier y chardonnay, delante de arbane, petit meslier, pinot gris y pinot blanc. Son cepas que, ya de por sí, son el fruto de las antiguas investigaciones y trabajos de los «champenois».

champag3A lo largo de la historia del champagne se han producido cruces de variedades, sobre todo a finales del siglo XIX tras la crisis de la filoxera. Ahora lo que está en juego es la creación de variedades que resistan a enfermedades como oidio y mildiu, favorecidas por el calentamiento clomático, y de paso reducir el empleo de pesticidas.

«Estamos cruzando ‘supergenitores’ muy resistentes con nuestras variedades», expica Arnaud Descotes, director adjunto de técnica y medio ambiente del Comité Champagne. «Partimos de un racimo de uvas que empiezan a florecer, y que fecundamos con polen de la variedad que nos interesa. Se han hecho los primeros cruces en 2015, y los segundos en junio pasado».

El proceso de hibridación debería dar 4.000 pepitas, que se plantarán dentro de seis años en parcelas experimentales en Champagne. Hacia 2030, después de pruebas, análisis y catas, de cuatro a cinco nuevas variedades podrían inscribirse en el catálogo francés y luego en el de la denominación AOC Champagne.

«Nunca se tratará de OGM, sino de variedades híbridas obtenidas a la tecnología», precisa Descotes.

En ese trabajo, los científicos vigilarán para que se conserve la tipicidad de los vinos. Subraya Le Mailloux: «Conservar el estilo del champagne es un objetivo prioritario. Seguimos con nuestra tradición, que es innovar, pero el champagne seguirá siendo champagne».
(afp/elmundovino)