Uno de cada dos argentinos consume vino habitualmente

consuargA pesar de la caída del consumo este año, el vino es un producto de consumo masivo en el mercado argentino. Penetra en 5 de cada 10 hogares y el 75% de lo que se produce se vende en el mercado interno.

En 6 millones de familias de la Argentina se consume vino al menos una vez por trimestre, alcanzando así a 14.600.000 personas (casi la mitad de la población mayor a 18 años).

Estos son sólo algunos de los datos que arroja un estudio encargado por la COVIAR junto a la unidad ejecutora de su proyecto para el Mercado Interno FVM a la Consultora W sobre los hábitos de consumo de vino en la Argentina durante 2015.

En cuanto al género, del 51% de los consumidores habituales, el 61% son hombres y el 41% son mujeres. Es la bebida elegida por el 41% de los jóvenes entre 18 y 25 años, por el 53% de los adultos jóvenes (26 a 35 años), el 49% de los adultos (36 a 49 años) y 58% de los adultos mayores (50 a 70 años).

El 82,5% del mercado se centra en los vinos de precio medio bajo, finitos y tetra brik, que representan 8 de cada diez litros consumidos y 2 de cada 3 pesos vendidos. Su penetración de consumo es similar en todas las clases sociales. Así el vino como producto está presente en los hogares sin distinción.

La Argentina figura entre los diez primeros países con mayor consumo de vino per cápita (25,6 litros). El vino tinto sigue siendo el elegido por el consumidor local (88%), ante un 23% que prefiere el blanco. Sólo un 3% elige el rosado. Un 47% lo toma solo, pero hoy también se lo diluye: el 29% elige el hielo; el 21%, la soda; el 12% la gaseosa y 4%, el jugo.

Según investigaciones de mercado y análisis realizadas por la Coviar y el Fondo Vitivinícola Mendoza, se ha demostrado que el vino es capaz de provocar experiencias diferentes a las del resto de las bebidas con y sin alcohol:

-Despierta sentimientos y emociones que nos hacen sentir más humanos.

-Acompaña momentos que se vuelven únicos e inolvidables.

-Tiene el valor de lo simple.

-Es capaz de crear un clima de intimidad y sensibilidad diferente a otras bebidas.

-Tiene la capacidad de construir lazos.

-Es un producto que inspira: no es lo mismo con vino que sin vino. La presencia del vino construye un espacio de placer y disfrute, es parte esencial de una nueva cultura que apunta a vivir mejor.

«El vino expresa, quizás como pocos, lo que requiere gran parte de la producción argentina: productos locales de calidad global, productos que sean competitivos en el mundo y que puedan venderse con marcas reconocidas y no sólo como commodities, productos que despierten orgullo tanto entre quienes lo producen como entre quienes lo consumen», manifestó Guillermo Oliveto, director de la Consultora W, para concluir en que «el vino argentino es hoy un caso que señala que la Argentina tiene la capacidad de pensarse a largo plazo, de velar por toda una cadena de valor integrada, de llegar con propuestas atractivas a los consumidores locales y a la vez ser fuertemente reconocido en los mercados del mundo»,
(ambito.com)